Era una más allí, apoyada en la barra del bar una persona
saboreaba sus labios. Su mano derecha bajó lentamente depositando sobre aquel frío marmol otra
copa más. Su cuerpo cansado dio media vuelta, reencontrándose con ese lugar que ya no era capaz de
reconocer, aquellas sombras eran clones de la noche, eran sordas,
ciegas y avariciosas, las paredes se alzaban como la más alta montaña o mejor aún, aquello parecía el más profundo
abismo. Aquel pálido joven alzó la vista, su expresión de
indiferencia dejaba entrever que su noche estaba llegando a su
fin...
Y así fué, se dispuso a dar su primer paso,
intentó abrirse camino entre la espesa capa negra que cubría aquella sala. En verdad, aquel sitio parecía estar exento de
vida.
Recostó su hombro sobre la puerta y tán despacio como pudo abrió la salida a la
realidad.
..