sábado, 17 de abril de 2010

_Hombres Buenos_

Las ventanas de la estancia estaban descubiertas de las espesas cortinas aterciopeladas, los cristales eran salpicados por lanzas caídas del cielo, era una noche fría.

Al contrario, en el interior, iluminado con una lámpara cálida, recostado en un sofá de piel, aquel hombre escribía en su vieja máquina todo cuanto se le venia a su cabeza, estaba arropado con una manta roja, su mirada frágil desprendía un aroma perturbador a soledad. Aún se apreciaba el calor que desprendía aquel vaso de leche con cacao…

…A ritmo de Piano escribía relatos, sobre aquellos entrañables hombres buenos. Y aunque nunca supo con claridad a quienes se refería, sabía que en algún lugar de la ciudad pese a ser una noche triste, alguno habitaría entre las sombras.

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